«¿Estaba escrito a sangre o fue una señal?». Sinceramente, no lo sabemos. Pero fuera fruto del azar o del destino, Arlanda nos han dado la mejor pregunta para arrancar con esta crónica que, precisamente, trata sobre ellos. No importa que hables de la historia de Aike y Nain o de cómo la banda aterrizó en nuestras vidas. Ambas situaciones están repletas de misterio. Y de locura, de eso también. En todo caso, no podemos más que dar las gracias por esta bendita casualidad. Una casualidad que, el pasado sábado 27 de abril, nos llevó hasta la Sala Almo2bar de Barcelona. ¿Cómo no estarlo si tocaba despedirse de «El Alud» en directo?
Haciendo magia y buscando ese equilibrio imposible entre los nuevos temas y los antiguos, los barceloneses arrancaron puntuales, con «Los buenos ratos». Como símbolo de buen augurio y dándonos una pista más que clara de lo que escucharíamos y viviríamos durante la siguiente hora y media, en la que decir «Me voy» no era una opción. Porque «El Alud» estaba a punto de derrumbarse y toda la Almo2bar lo hizo con él. Una montaña rusa de emociones cayó sobre nosotras y nos sobrepasó, «Hay que joderse» por quien se perdiera el espectáculo, porque Arlanda iban con todo. Ni «Ya no me importa» ni «Tu equilibrio» nos hicieron bajar a tierra. Levitando y en una nube, a duras penas logramos que se nos escapara un «Todo está bien». Aunque lo mejor de todo, fue ver a Arnau en su solo de batería. Dando así paso a «Brillantes y caóticas», que vino «Al rescate», haciendo que el ánimo se mantuviera arriba todo el rato. Con «Mucho» sobrepasamos todos los límites y las canciones se nos quedaron clavadas hasta las mismísimas «Entrañas». Contra todo pronóstico, nos sentimos «Por fin preparados» para ver todo el despliegue de medios que se marcaron Pau, Climent, Andrés y Arnau en el tema instrumental.
Eso sí, si pudiera reconocer cuál fue «Mi fantasía» de esa noche, sería el haber cantado «Viento de cara» de Supersubmarina. Y es que a todos se nos paralizó el corazón, aquel verano de 2016. Así que no nos pudo parecer un homenaje más merecido y sentido por parte de Arlanda. Tremenda versión, que quedó preciosa con la voz de Joan Marc. Pero como todo en la vida, hemos de seguir adelante, luchando y peleando, demostrando que «Sigo en pie», pese a las inclemencias del destino, pese a los matices y los contrastes de nuestro día a día. Una constante vital, que nos hace adentrarnos en cada «Claroscuro» que el destino nos tiene preparado. El eterno viaje entre la luz y la sombra que, no sólo nos atiza en nuestro mundo, sino que también viene a indicarnos cuándo el concierto está a punto de acabar. Y el concierto del pasado sábado, tuvo su gran broche de oro con dos joyas musicales que nos han enganchado y que no logramos sacarnos de la cabeza. ¿Cómo no íbamos a darlo todo con «Reventar contigo» y «La esquina del cielo»?
Sin ningún tipo de duda, nunca olvidaremos aquel sábado de abril. Parte de nosotras se quedó atrapada bajo «El Alud» inmenso que causó Arlanda en Barcelona. La otra parte, se ha transformado y reconvertido, haciendo que brote una nueva versión de nosotras mismas. Esa es la magia de la música, esa es la magia de los directos.