Llevar tanto tiempo esperando este momento, vivir en primera persona cómo canta y cómo vibra Russian Red en directo. Conseguirlo el pasado viernes 8 de marzo, en un espacio tan espectacular como es el Palau de la Música Catalana y en el inigualable marco del Festival Mil·leni de Barcelona. No se nos ocurre una mejor manera de darle la bienvenida a todas y cada una de las canciones de su nuevo trabajo discográfico «Volverme a enamorar». Toda una invitación a reencontrarnos con nosotras mismas, a enamorarnos de nuevo de quiénes somos y de las personas en las que nos queremos convertir. Bonito hasta decir basta, inigualable e inolvidable. Un concierto que difícilmente olvidaremos y que se quedará para siempre guardado en nuestro corazón.
Con la puntualidad por delante, eran las 9 de la noche justas y Ganges saltaba al escenario, haciendo que poco a poco, fuéramos entrando en calor. Ese fue el inicio de la tormenta que llegó y se instauró durante todo el fin de semana en Cataluña. ¡Pero bendita tormenta! Y es que la jovencísima y talentosa artista, nos dio pinceladas increíbles de lo que es su proyecto. Aunque lo más especial de todo fue comprobar cómo está evolucionando y creciendo en vivo, regalándonos nuevas canciones. En este sentido, no podía faltar «Un llavero», el primer adelanto del que será su nuevo trabajo discográfico. Apenas media hora de concierto, que se nos pasó como un suspiro y que hubiéramos deseado que no acabara jamás.
Aunque justo después llegó Russian Red para magnificar todo ese cúmulo de sensaciones y emociones que se nos amontonaban. Llegaba el momento de volverse a enamorar de la música, siguiendo los mismos pasos que había seguido ella para componer este «Volverme a enamorar», del que no faltó ni una sola canción. Desde «No entiendo nada», hasta «This is un volcán» pasando por «Me gustan todos los chicos», «Intelectual sexual», «Una fresca» o «Yo me lo invento». Canciones llamadas a convertirse en himnos y encima en español que, mezcladas con otros hits como fueron «Cigarettes», «Loving strangers», «I hate you but I love you» o su particular versión de «I want to break free» de Queen, hicieron de este directo un auténtico espectáculo. Un espectáculo en el que no faltó nada: ni baile, ni performance, ni cambio de vestuario, ni interacción con el público. Por no hablar de la emoción y la magia que se respiró y que la propia Lourdes Hernández instó a sentir, con tan sólo mirar el techo del Palau o dedicando su concierto a todas las ninfas allí presentes, en ese 8 de marzo.
Una noche que, pase lo que pase, no olvidaremos jamás, porque se ha quedado grabada a fuego en nuestra mente. Y en nuestro corazón también.
