Llevábamos semanas esperando esta noche. Llevábamos semanas deseando que llegara el sábado 7 de mayo para, por fin, poder disfrutar de dos de los directos que más incertidumbre y ansias nos generaban. El de K!NGDOM y Morning Drivers en la sala Almo2bar de Barcelona. Sin embargo, el mismo día nos levantamos con la noticia de que la banda madrileña, que se encuentra en plena presentación de su nuevo EP «Quiero meterme en tu cama», no podrían tocar por problemas de salud. Así y todo, como con la vida, el espectáculo jamás debe parar. Y los ibicencos revirtieron la situación asegurándonos que la noche seguía en pie. La mejor manera de salvarnos y de regalarnos su arte, su música y todo de ellos. ¡Y vaya si disfrutamos!
Superado el gran susto del día y teniendo muy presentes a K!NGDOM, la noche arrancó un pelín más tarde de lo que esperábamos. Pero nada importaba, porque íbamos a ver a Morning Drivers en directo (¡primera vez en nuestras vidas!) e íbamos a comprobar cómo están rodando sobre los escenarios las canciones de su último trabajo discográfico, «Nuevas Intenciones». Un acierto sobre seguro y un concierto difícil de asimilar y superar, porque sencillamente, se salieron.
«Paredes Finas» fue la primera en aparecer, tímida pero contundente. El principio de todo, la antesada de lo que es «Tu Mentira» ya descubierta. El concierto solo acababa de empezar y la banda ibicenca estaba dispuesta a todo, incluso a incendiar toda la sala Almo2bar con sus «Pétalos de fuego» y con «Himba». Un eterno viaje que hubiéramos deseado que no acabara jamás. Una invitación clara a adentrarnos el universo de los ibicencos que, con «Quisiera enseñarte», nos descubrieron el eterno aroma, «El perfume» que se esconden tras sus notas, tras sus canciones. Transportarnos hasta «1936» sin apenas darnos cuenta y volver en unos minutos, para seguir en este viaje cuántico, a través de la música, a través del arte. Quedarte con la extraña sensación de que «Volver a Nacer» es posible si nos quedamos a vivir en este concierto infinito. Pero, repentinamente, darte cuenta de que todo puede estar llegando a su fin y que solo te quedan dos alternativas. Rápido: «Actúa o piensa». Al final optamos por ese «Solo sueña», aunque esta emoción «Sabe a poco». Por suerte, tenían «La receta perfecta» antes de marchar definitivamente: y era hacer que, con «Cada impulso», traspasáramos todas las «Fronteras» posibles. Todo para llevarnos al último paso. Todo para hacer que ese «Salto Cuántico» final, nos quedara para siempre grabado en la memoria. Y vaya si lo hizo.















