La noche en la que el huracán Ginebras arrasó Barcelona

El pasado sábado 2 de abril, la banda madrileña del revés toda la Sala Razzmatazz 2 con su álbum, «Ya dormiré cuando me muera»

Lo que han conseguido ellas en tan poco tiempo, no lo ha conseguido nadie. De manera natural y sin buscarlo, se han convertido en las referentes de toda una generación de jóvenes que no solo ha conectado con su música y su estilo, también con su mensaje. Y es que oye, ya me habría gustado a mí, niña de los 90, tener un ejemplo a seguir como el de Ginebras. Así que sí, con esta premisa, ya podéis imaginar las ganas que teníamos de verlas en Barcelona, especialmente después de haber acudido atónitos al aplazamiento del concierto que tenían a principios de febrero (maldita COVID y sus restricciones). Pero nada importa ya, porque por fin, el pasado sábado 2 de abril llegó el momento de disfrutar de su directo, en la Razzmatazz 2. Ojo, con sold out incluido y todo.

No esperábamos menos. El listón estaba alto y las ganas de concierto tras dos meses de espera eran más que patentes. La cola dando la vuelta a la sala era la mejor demostración de ello, especialmente si tenemos en cuenta el frío que hacía el Barcelona el sábado. Se planteaba una noche especial para nosotros, pero también para ellas. Y es que no sabemos muy bien si eran del todo conscientes de todo el amor y apoyo que veníamos a darles. Cierto que la espera se hizo larga y que la sala se llenó demasiado rápido. Pero incluso esos pequeños momentos de desesperación se disiparon en el mismo instante en el que salieron al escenario. A las 21.30 horas puntuales. ¡Que empiece la jarana!

Bien podría haber sido un concierto de los «Crystal Fighters», pero no. Eran las Ginebras dispuestas a hacernos cantar desde la primera nota de «Todas mis ex tienen novio». Las penas eran menos penas con ellas sobre el escenario. Ya nada importaba: ni quién fueras, ni de dónde vinieras, ni cuán «Vintage» fueras vestido. Ya lo único que queríamos era bailar, cantar, gritar y darlo todo, ni que fuera hasta las mismísimas «6AM». Ni que fuera siempre escudadas por nuestro querido compañero «Chico Pum», el fiel amante del «Filtro Valencia». Aunque para amor, el que sentimos por Rosalía. Dulce manera de introducir «Con Altura», que cantando previamente el fragmento más viral de «Hentai». Nuestro momento «Fan emergente» de la noche, sin duda alguna. Aunque la locura se desató con «Cosas Moradas», para seguir inmediatamente con «Campos de fresas». También pudimos viajar a través del tiempo y el espacio, gracias a «Metro de Madrid», pero duró poco. Volvimos en cuanto nos dimos cuenta que «La ciudad huele a sudor». Mejor quedarse donde estábamos, para vivir en primera persona la historia de amor de «Paco y Carmela». Pero para colofón final, el que vivimos cantando a pleno pulmón «La típica canción». Entonces sí que sí, c’est fini!

Sin duda alguna, una auténtica locura de noche en la que, por supuesto, no faltó nada. Ni música, ni talento, ni reivindicación. Momento especial de la noche cuando Sandra se enfundó la bandera LGTBIQ+, mientras Raquel hacía un necesario alegato en defensa del amor libre y de la libertad de expresión. Qué bonito saber que las nuevas generaciones tienen grandes referentes como ellas. Qué bonito ver cómo muchas de estas pequeñas personitas eran auténticas fans emergentes de Ginebras y que no se perdieron nada de este concierto. ¡Ojala vengan muchos más así!

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